Eduardo Berti
Novela
Ed. Anagrama, 2004,
170 págs.
Perder teorías
Enrique
Vila-Matas
Autoficción
Ed. Seix Barral,
2010, 64 páginas
Tal y como les
comenté hace unas semanas, tras la lectura (fortuita) de La sombra del púgil, me quedé con ganas de conocer más cosas de
Eduardo Berti. De todas sus novelas desperdigadas por diferentes editoriales,
la que más me llamó la atención fue Todos
los Funes, por las connotaciones borgianas del título y por haber quedado
finalista del XXII Premio Herralde de Novela (2004).
En Todos lo Funes el protagonista,
Jean-Yves Funès, un viejo profesor universitario especialista en literatura
iberoamericana, es invitado a un congreso en Lyon. Durante su estancia en la
ciudad le acompañarán diversos personajes variopintos —un peculiar taxista, una
suerte de Cicerón ciego que le guía por los traboules
de la ciudad, un médico con el que comparte el apellido, una joven y atenta
poetisa— que desfilan entre achaque y achaque de su cada vez más precaria
salud. Sobre los recuerdos de Funès sobrevuela siempre la sombra de su esposa
fallecida, Marie-Hélène, que al principio fue sólo una alumna atraída por su
apellido y con quién más adelante planeó escribir un libro, originalmente su
tesis doctoral, que reuniese a todos los Funes de la literatura, un proyecto
que nunca llegaron a concluir.
En aquella tesis
de Marie-Hélène se hablaba, por supuesto, del memorioso Funes de Borges, pero
también de los Funes que aparecen en relatos de Horacio Quiroga, Roa Bastos o
Julio Cortázar. Y así como Marie-Hélène “encontró paralelismos muy sutiles
entre los relatos”, según avanzaba en la lectura, también yo he encontrado
similitudes entre Todos lo Funes y
otro libro muy diferente y muy parecido como es Perder teorías, de Enrique Vila-Matas. En esta suerte de ficción
autobiográfica publicada en 2010, Vila-Matas —o un doble del señor Vila-Matas— es invitado a un simposio internacional sobre la novela que ha de
celebrarse en Lyon, pero como nadie de la organización se pone en contacto con
él, aprovecha la ocasión para construir una teoría general de la novela que
consta de cinco puntos irrenunciables e imprescindibles.
Como verán,
ambas obras tienen muchos puntos en común. Para empezar, los dos protagonistas asisten
a un congreso literario en la misma ciudad, sólo que mientras Jean-Yves Funès
viaja a Lyon en tren desde París —junto con el barco, seguramente los dos
medios de transporte más literarios—, Vila-Matas tuvo la desfachatez
de hacerlo en avión desde Barcelona. Al llegar, ambos son recibidos por
personas diferentes de las que esperaban: Marc Verdier, un servicial ex alumno en
el caso del primero, “El señor Nazaire pide disculpas porque no pudo recibirlo
personalmente a causa de este abrupto cambio de horario. (…) En cualquier caso,
dijo el joven, yo aproveché la circunstancia y me ofrecí a buscarlo, es un
honor”; y un taxista en el caso del segundo, “una especie de tiparraco (alguien
que me cayó mal desde el primer momento), un joven taxista con un cartel en el
que había escrito —muy mal, con tres grotescos fallos ortográficos— mis
apellidos.”
Los taxistas juegan
un papel destacado en los dos libros. El que lleva a Vila-Matas se empeña en
expresarse en portugués, es indiscreto (“parecía tener ganas de hablar y de
inmiscuirse en mis asuntos”) e inexperto (“A mitad de trayecto me confesó que
no sabía muy bien cómo se llegaba al Hôtel des Artistes”) y sus insistentes
preguntas (“¿Y en qué trabaja usted exactamente, señor?”, “Y dígame, ¿se lo
pasa uno bien siendo escritor?”) acaban por aburrirle tantísimo
(“Parecía querer burlarse de mí. Y si no era así, lo parecía. Preferí no
contestar”) que no ve el momento de librarse de él. En cambio, Pierre, el
taxista que acompaña a Funès y a Verdier, es un chófer solícito y eufórico, que
incluso se pone unos tapones para evitar oír la conversación entre los dos
clientes, aunque más adelante interviene en ella activamente. En cualquier
caso, ambos conductores son raros, algo pesados y sus conocimientos sobre
literatura más bien escasos.
También existen
similitudes en la ausencia de acogida, en la falta de recibimiento, de la que
son víctimas cuando llegan al hotel Lanterne (Funès) y al Hôtel des Artistes
(Vila-Matas), casualmente situados a escasos 700 metros uno de otro. Funès: “Como
no había esperándolo nadie de la organización, se registró, dejó la pequeña
valija sobre la cama (…) y fue a dar una vuelta por el área céntrica: la
península entre los ríos Saône y Rhône. Toda vez que llegaba a una ciudad y
daba un primer paseo, creía que allí estaban las mujeres más hermosas del mundo”.
Vila-Matas: “En la recepción me dieron (…) un sobre blanco con un mapa y un
programa, y ni una palabra de bienvenida, ni una tarjeta o carta personal de
alguien, nada más. No sabía yo en qué momento —si existía tal momento— se
pondrían en contacto conmigo.” Ante esta falta de planificación,
Vila-Matas se instala en su habitación del Hôtel des Artistes, donde mata la
espera reflexionando sobre la literatura y sus diferentes teorías hasta que
decide, también, salir a dar un paseo: “Me gustaba el nombre por el que era
conocida la zona de Lyon donde me encontraba: la presq’île (literalmente: la casi isla), una península en medio de
los dos caudalosos ríos, el Ródano y el Saona, que pasan por el centro de la
ciudad. (…) Salí a pasear por la bella presq’île
al atardecer y fui caminando, con pasos lentos, casi tímidos, siguiendo el
cauce de unos de sus ríos hasta llegar a una gran y hermosa plaza que tenía
todo el aspecto de ser la más importante de la ciudad.”
Más
coincidencias. La frase de Todos los Funes
“Marie-Hélène encontró paralelismos muy sutiles entre los relatos” que Berti
pone en boca de Jean-Yves, aparece en la página 53. Y precisamente en la página
53 de Perder teorías pude leerse esta
otra frase: “Buscando dormirme lo más pronto posible, me dediqué a leer las
primeras páginas de un libro cuya acción transcurría en Lyon.” ¿Pura
casualidad? Puede ser. Y también es posible que el libro que leía Vila-Matas
para coger el sueño fuese otro distinto del de Berti; existen muchas otras
novelas cuya acción transcurre en Lyon. Sin embargo, abro la novela de Berti y
justo al principio leo: “El día 8 de noviembre de 2004, un jurado compuesto por
Salvador Clotas, Juan Cueto, Esther Tusquets, Enrique Vila-Matas y el editor
Jorge Herralde, otorgó el XXII Premio Herralde de Novela, por unanimidad, a El testigo, de Juan Villoro. Resultó
finalista Todos los Funes, de Eduardo
Berti.” Por tanto queda demostrado que Vila-Matas leyó Todos los Funes en 2004, lo que estaría
por ver es si también la releyó en 2010 durante su estancia en Lyon y si, al
hacerlo, proyectó introducir un “sutil paralelismo” entre aquélla y el breve
ensayo que todavía estaba por escribir, justamente en la página 53.
Es de sobras
conocida la tendencia de Vila-Matas a reinterpretar textos ajenos y a
apropiarse de las frases que más le gustan. De hecho, me acaba de venir a la
mente un ejemplo clarísimo. En el segundo capítulo, titulado “Confesiones
preliminares”, del relato Un comedor de
opio de Charles Baudelaire, incluido en el libro Los paraísos artificiales, podemos leer: “Las ocasiones de risas y
llanto se entrelazan y mezclan tan bien en esta vida, que no puedo recordar sin
sonreír un incidente que se produjo entonces y estuvo a punto de obstaculizar
la ejecución inmediata de mi plan. Tenía yo una maleta de un peso enorme,
porque además de mis trajes contenía casi toda mi biblioteca.” Y si ustedes han
leído la segunda novela que escribió Vila-Matas, La asesina ilustrada, publicada originalmente en 1977, seguro que
recuerdan su inicio: “Tan mezcladas y entremezcladas se encuentran en mi vida
las ocasiones de risa y de llanto que me es imposible recordar sin buen humor
el penoso incidente que me empujó a la publicación de estas páginas.”
Al margen de las
evidentes semejanzas entre ambas frases, ¿no ven, además, en esa maleta que contiene
casi toda la biblioteca de Baudelaire el germen de la posterior Historia abreviada de la literatura portátil
de Vila-Matas?
Por lo tanto, volviendo
a los dos libros que nos ocupan y dada la idiosincrasia literaria
de Vila-Matas, la conclusión lógica me lleva a pensar que éste leyó la
novela de Berti Todos los Funes, la
admiró, la interiorizó, la asumió y años más tarde, cuando se vio en la
tesitura de asistir a un simposio literario en Lyon, la exorcizó como armazón
estructural, la utilizó como un caparazón vacío, que rellenó en forma de relato
transformado en ficción autobiográfica sobre la elaboración de una teoría
general de la novela.
La conjetura
imposible es que Eduardo Berti y Enrique Vila-Matas sean en realidad una sola y
única persona: Eduarrique Verti-Matas.
Es sólo una coincidencia. No tuve presente a Berti en Perder teorías (aunque conociera su libro), sino a Rybeiro, al que le ocurrió en Toulouse lo mismo que en la vida real me pasó a mí en Lyon.
ResponderEliminarPor lo demás, su ensayo -una simple coincidencia también- se parece a 'Un hotel en Montevideo'
http://elpais.com/diario/2007/05/13/catalunya/1179018466_850215.html
Saludos muy cordiales..
EVM
Leo, entre sorprendido y temeroso, la crónica "Un hotel en Montevideo".
ResponderEliminarNo sé que me asusta y me sorprende más, si las numerosas coincidencias entre el planteamiento de mi artículo y el del señor Vila-Matas o la posibilidad de que el comentario anterior lo haya escrito realmente el señor Enrique Vila-Matas...
“Esbozo de listas de libros u obras literarias con mayor cantidad de palabras/words de un solo autor y de un único título, no obras completas del autor, en alfabetos occidentales”.
ResponderEliminar1º J.M.M. Caminero, Soliloquios o Cuadernos o Ensayos o Enciclopedia Filosofía (44 volúmenes o tomos, 43.400 páginas/pages, contiene aproximadamente/approximately 23.000.000 palabras/words) . Español o castellano.
2º Adolf Wölfli, Sin Título. 25.000 páginas. 1600 ilustraciones en 45 tomos.
3º Mark Leach, Marienbad My Love (contiene aproximadamente/approximately 17.000.000 palabras/words). Inglés.
4º Henry Darger, The Story of The Vivian Girls, in […]. (Contiene aproximadamente/approximately 23.000 páginas, 16.000.000 de palabras/words). Inglés.
5º Nigel Tomm, The Blah Story (contiene aproximadamente/approximately 11.300.000 palabras/words). Inglés.
6º Mohiuddin Nawab, Devta (contiene aproximadamente/approximately 11.200.000 palabras/words escrita en urdu).
7º H. Balzac, La comedia humana (contiene 95 partes más 48 partes inacabadas, contiene aproximadamente/approximately 11.000.000 palabras/words). Francés.
8º Joe Gould, Historia oral de nuestro tiempo. (Contiene aproximadamente/approximately 10.000.000 palabras/words). Inglés. (Nunca se ha encontrado el manuscrito, ni la obra).
9º John Cheever, Los Diarios de John Cheever