Jack London
Cuentos
Ed. Libros del
Zorro Rojo, 2011, 129 págs.
(Reseña publicada originalmente en la web de BoxeoTotal el 4 de noviembre de 2013)
En este
magnífico volumen editado por Libros del Zorro Rojo se hallan reunidos los tres
cuentos de Jack London sobre el mundo del boxeo. A lo largo de su corta vida,
London ejerció los más diversos oficios, fue buscador de oro en Alaska,
vendedor de periódicos, vagabundo alcohólico, marinero, peón de fábrica y, por
supuesto, escritor. Como periodista cubrió varios eventos deportivos, entre
ellos el llamado Combate del siglo que
enfrentó a James Jeffries y Jack Johnson en 1910 (una crónica recientemente recuperada
por la editorial Gallo Nero de la cual espero hablarles próximamente en esta
sección). London condensó sus experiencias como corresponsal y su afición por el
noble arte en estos cuentos magistrales, escritos con un realismo excepcional y
plagados de descripciones y metáforas que expresan la poesía que encierra toda
lucha.
En el primero, Un bistec, London cuenta la historia de
Tom King, un boxeador veterano y arruinado que disputa su última pelea contra Sandel,
un joven púgil en ascenso. El primero necesita el dinero de la bolsa para
alimentar a su familia tanto como el segundo necesita ganar a un ex-campeón para
afianzar su fama y su prestigio; el clásico enfrentamiento entre juventud y
experiencia: “Sandel iba y venía, de aquí para allá, por todas partes, ligero
de pies e impaciente, una maravilla viva de carne blanca y preciosos músculos
que se trenzaba en una deslumbrante fábrica de ataques, deslizamientos y
saltos, (…) a través de miles de acciones centradas en la destrucción de Tom
King, que se interponía entre él y la fortuna.” Durante el durísimo combate el
viejo púgil echará mano de todas las astucias que ha aprendido en su larga
carrera sobre el ring para contrarrestar la fuerza y la determinación de Sandel.
Los asaltos se irán desarrollando hasta llegar a un desenlace en el que será un
mísero bistec, un vulgar trozo de carne, el que marque la diferencia entre la
victoria y la derrota.
En El mexicano, Rivera, un joven y
enigmático boxeador, contribuye a la revolución mexicana de principios del
siglo XX con el dinero que gana en peleas clandestinas; sin embargo, sus
aportaciones no son suficientes para la causa. Pronto surge una gran
oportunidad, el combate que debía enfrentar a dos boxeadores estadounidenses
aspirantes al título de los pesos ligeros está a punto de suspenderse debido a
la lesión de uno de ellos. El mexicano se ofrece a ocupar su lugar con la
condición de que el ganador se lo lleve todo, ya que necesita el dinero para
que sus hermanos revolucionarios puedan seguir luchando: “Y vio la extensa
frontera mexicana, árida, calcinada por el sol y dolorosa, y junto con ella vio
las bandas harapientas detenidas por la falta de armas.” Así, con todo un
pueblo ansioso de libertad en su esquina, el combate no sólo decidirá la suerte
de Rivera sino también la de la revolución y, por extensión, la de todo un
país.
El último cuento,
El combate, está narrado desde el
punto de vista de Genevieve, la prometida del famoso boxeador Joe Fleming. Ante
los ruegos de ella para que abandone un deporte que considera cruel y violento,
Joe prepara su último combate, cuya bolsa les permitirá casarse y llevar una
vida holgada. Su rival es nada menos que el temible Ponta “un animal de frente
estrecha, con ojos centelleantes bajo unas cejas enmarañadas y tupidas, con la
nariz chata, los labios gruesos y la boca amenazadora (…) Había en él tosquedad
y brutalidad —una criatura salvaje, primordial, feroz—.” Entre las brumas de
los cigarros del público, Genevieve asistirá, disfrazada de hombre, al combate
más brutal de su novio.
Como les decía
al principio, los tres relatos están escritos con una verosimilitud y una
precisión extraordinarias. Las escenas de lucha están llenas de metáforas
acertadísimas que, lejos de eludir la contundencia de los golpes, sitúan al
lector en primera fila de ring. De hecho, Un
bistec está considerado por muchos como el mejor relato sobre boxeo jamás
escrito. Tal y como afirma Juan Tallón en este estupendo artículo sobre
escritores boxeadores: “De ese relato no te recuperas nunca. Es una cicatriz.
Te acompaña toda la vida. Nadie se levanta después de un K.O. Y London, aquí,
te tumba.”
Por si fuera
poco, el texto viene acompañado de 16 dibujos en blanco y negro a cargo del ilustrador
argentino Enrique Breccia que interpretan perfectamente la cruda intensidad de
estas páginas.
Si, como yo, son
ustedes bibliófilos, sin duda sabrán apreciar el esfuerzo de Libros del Zorro
Rojo por editar este fantástico volumen en pleno auge de libros digitales, tablets y lecturas sesgadas en pantalla.
La preciosa cubierta de tapa dura, el gramaje del papel, las expresivas
ilustraciones y, por descontado, la calidad de los cuentos de London, hacen de
este libro un inmediato objeto de coleccionismo.